Lo mejor que puedes hacer por ti y por otros, es conocerte. Usa nuestros recursos de autocuidado para transformar tu día a día.
¡Que curiosidad! En un momento de vida donde gran parte de lo que hacemos es a través de conexiones, vivimos desconectados de nosotros mismos y de esos otros con quienes convivimos, en casa, en el trabajo, en el estudio o cualquiera que sea el contexto donde interactuemos.
¿Por dónde empezar? Hay una metáfora de sabiduría popular que me encanta: “no se le pueden pedir peras al olmo”. Bien, esta metáfora tiene un mensaje muy útil en esto de la relación con nosotros mismos y con el otro, tan sencillo como esto: no es posible dar a los otros lo que no damos a nuestro propio ser.
¿Cómo está nuestra propia conexión?
Preguntas para saber si estás conectado:
- ¿Te cuesta creer en el otro?... Entonces pregúntate qué tanto estas creyendo en ti mismo.
- ¿Te la pasas juzgando lo que los demás hacen o dicen?... Entonces observa de qué tamaño es tu juez interior o qué tan compasivos eres contigo mismo, ¿será que te tienes paciencia?
- ¿Te has felicitado o celebrado por cosas que has logrado, sin importar lo grande o impactantes que sean?
- ¿Sabes qué esperar de ti mismo?
Cómo conectarnos con lo que somos
Existen varias formas para lograr ese vínculo con tu propio ser, y una de ellas es el cuerpo, una herramienta muy poderosa en ese camino de auto- conexión. Así que vamos a hacer una autoevaluación para entender cómo estás al día de hoy.
Auto- conexiómetro:
En una escala de 1 a 10, consigna 1 si tu respuesta es nunca y 10 si es todos los días
- ¿Qué tanto escuchas a tu cuerpo?
- ¿Eres de los que se levanta corriendo a cumplir con el día a día?
- ¿Te acuestas rendido en la noche sin prestar atención a los mensajes que tu cuerpo te da?
- ¿Agradeces a tu cuerpo por las actividades que te permitió hacer en el día?
- ¿Te has preguntado por qué se tensiona tu espalda cuando piensas o mencionas a una persona particular, situación, o recuerdo?
- ¿Has notado cómo cambia tu tono de voz al hablar con o de ciertas personas o acerca de algún tema particular?
- ¿Preparas tu cuerpo y tu rostro para entablar una conversación importante?
Estas son sólo algunas preguntas guía que te pueden dar una idea de qué tanto tienes presente tu propia casa, es decir, tu cuerpo en tu existencia, pues todos los momentos impactantes de tu historia tienen un registro emocional que ha dejado huella en el cuerpo y en las formas de relacionamiento que tenemos y por ende, en los resultados obtenidos a través de éstas.
Narrativas corporales
A partir de mi experiencia como psicoterapeuta, como mujer y madre, y en distintos ámbitos de vida, he tenido la oportunidad de explorar la dimensión del cuerpo como un recurso poderoso en los procesos de cambio y transformación.
He encontrado que algunas problemáticas como baja autoestima o no aceptación de sí mismo, conflictos de pareja, manejo de la rabia o depresiones, guardan una relación muy cercana con las narrativas corporales, pues allí están encarnadas creencias, miedos, juicios, duelos no resueltos, o los “fracasos” en los que hemos transitado en la vida, y ahí con cada célula y tejido, el cuerpo ha sido se testigo silente de tu vida, así que tiene sus méritos para ser escuchado.
Nuestra corporalidad, es un recurso de transformación que puede ampliar la visión de las vivencias significativas y el efecto de éstas en la vida, así como en esto de comprender el territorio de las emociones y los sentidos que hemos construido alrededor de las mismas, tanto en momentos de crisis como en aquellos que han traído plenitud a la vida.
¿Crees que vale la pena aprender a explorarlo y escucharlo?
Te invito a recorrer y construir juntos los mapas corporales de tu historia y darte el permiso de descubrir otras posibilidades de conexión contigo y de relación con los otros y tu entorno.
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