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Mi versión en el espejo

Lo mejor que puedes hacer por ti y por otros, es conocerte. Usa nuestros recursos de autocuidado para transformar tu día a día.

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Verónica Pérez
Mi versión en el espejo

¿Me quiero, me respeto y me valoro por cómo soy y lo que soy?

Antes de comenzar quiero orientarte frente a lo que me refiero como “mi versión en el espejo”…y es que estamos llenos de autoesquemas; creencias e ideas que tenemos de nosotros mismos que conforman nuestro autoconcepto.  O en otras palabras, las imágenes internas de nuestra propia personalidad. Y esto, lo podemos dividir en 4 conceptos importantes:

  1. Autoconcepto: lo que piensas de ti mismo.
  2. Autoimagen: que tanto te gustas.
  3. Autoeficacia: la confianza que tienes en ti mismo.
  4. Autoestima: que tanto te quieres.

Les voy a contar una historia…

Había una niña que estaba cerca de su adolescencia, esta chica siempre fue una “niña normal”, buena para algunas cosas, sobresalía en otras y por momentos pasaba desapercibida. A medida que fue llegando a sus 13 – 14 años, fue cambiando su corporalidad, se fue interesando un poco más en cómo se veían las otras chicas y le fueron llamando la atención los chicos de su edad.  

Como les dije anteriormente era una chica promedio, tenía buenas relaciones interpersonales, pero no era la mas habilidosa para dar el primer paso siempre, pues temía en que fueran a pensar los demás de ella constantemente. 

Este pequeñísimo detalle fue cada vez cogiendo mayor fuerza, volviéndola una joven insegura, temerosa y con muchos conflictos con su autoimagen… ya se imaginarán cómo esto comenzó a notarse no solo con sus amigos, si no con ella misma. Se comparaba con sus compañeras, no iba a espacios donde tuviera que exponer su figura, peleaba con el espejo, hacía prácticas (a veces poco saludables) hacia su cuerpo buscando esa supuesta imagen "perfecta".

Sus padres eran algo exigentes, pero sobre todo su madre era una mujer exitosa que había crecido en una familia donde la importancia de verse bien en el exterior jugaba un papel significativo para ella, y por supuesto con su hija, quiso compartir esta creencia lo que la llevo a ser una madre hiperexigente con la autoimagen de su hija.

Para no hacerles muy largo este cuento, lo que le ocurría a esta joven era una batalla interna inimaginable… no solo eran sus pares, era la sociedad, eran los estándares, era su madre… era ella misma. Tener todos estos jueces, a quienes cada vez se le dificultaba más “satisfacer”, comenzaron a provocar en ella, inseguridad, miedo, dudas irracionales, conflicto constante con su autoconcepto y disminuyo notablemente su autoeficacia.

Todos estos asuntos comenzaron a abrir una herida en esta joven, y cómo saben ustedes, en toda batalla donde quedan heridas, luego salen marcas y cicatrices que permanecerán en la historia de una persona. Y las que esta joven tenia la llevaron a no valorarse, estar constantemente criticándose, se rechazaba, se aislaba socialmente, cambio su forma de vestir, su manera de ver al otro y hasta su alimentación, volviéndose autodestructiva no solo con su imagen si no con quien ella era en verdad… 

La importancia del amor propio

¿Cuál es entonces la importancia del amor y el valor por ti mismo, la concepción de tus fortalezas y limitantes, el desarrollo de tus potencialidades y tener la firme creencia de que eres capaz de hacer las cosas que te propones?

Pues bien, es a través de todo esto que logramos desarrollar la confianza y seguridad necesaria para ser nosotros en todas las dimensiones de nuestra vida, y así, poder expandir al máximo nuestro propio constructo. Sí, somos la suma de nuestras experiencias, de nuestra genética y de la influencia de los demás, pero también somos como percibimos, recordamos y evaluamos cada una de estas experiencias.

Cuando te autocastigas, el amor propio disminuye, comienza a dolerte la herida y la puedes volver mas grande de lo que es sin darte cuenta. Es importante comenzar a experimentar formas diferentes de relacionarte contigo mismo; empezar a elegir cómo quiero tratarme, cómo me voy a amar, y sobre todo aceptarme en esas múltiples formas que tengo,  porque parte de la libertad que tienes es elegir si deseas continuar con tus creencias (que pueden llegar a ser muy destructivas  y dolorosas) o si la modificas y creas nuevas (dejando de ser tan rígidos con nosotros mismos…recuerda ya no eres esa niña(o) y hoy puedes alcanzar ese bienestar con tu propia personalidad).

Estar sanos de esas cargas viejas y vacías te ayudan a valorarte y a construir una mejor relación contigo y los demás. Mientras sigas empobreciendo tu autoestima, la inseguridad y la falta de autoconfianza tomaran el poder y comenzaran a interferir en la forma como te mueves por la vida. Una mala autoestima te deja solo grandes dificultades para reconocer tus fortalezas, una visión negativa de ti y el mundo, ausencia de placer, autosabotaje y la posibilidad de darte un lugar digno en la vida.

“ El peor de los males que le puede suceder al hombre es que llegue a pensar mal sobre si mismo” - Goethe

¡DETENTE!, vuélvete tu amig@

Deja de sembrarte malestar, deja de competir con espejos ajenos, vuélvete más amig@ tuya . Reconócete, abrázate, ámate y veras lo sorprendente que se vuelve poder estar contigo mim@.

¡Déjame ayudarte! Caminemos juntas y transformemos cómo te ves en el espejo.

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